Las mujeres, en la época de la revolución, ya contribuían con la economía de la familia, ya sea haciendo trabajos domésticos, tareas textiles o agrícolas y trabajando en las minas. En esta época, en el proceso de industrialización y con los cambios en las condiciones básicas de la vida económica y social, el papel de la mujer cambió rotundamente.
La mujer en este entonces era considerada al igual que un niño, es por esto que era considerada políticamente incapaz, quien únicamente se encargaba del cuidado de los hijos, de tareas domésticas, o se encontraban dentro de la industria textil. Más tarde, a partir del descubrimiento de la máquina de vapor en 1789, se incorpora una innovación que requiere de obreros para su funcionamiento; es así que la mujer vuelve a convertirse en un instrumento útil para participar en la ida laboral. Sin embargo, las mujeres seguían siendo inferiores a los hombres, ya que podían trabajar en las minas, pero cobrando salarios mucho más bajos y sometiéndose a condiciones de trabajo inhumanas. Con las extensas horas de trabajo, las mujeres cada vez tenían menos tiempo de ocuparse de sus hijos, ya que no existían permisos por enfermedad ni por maternidad; así la vida familiar se vio muy afectada.
Esto hizo que las tareas de las mujeres fuera doble, el hogar y el trabajo.
Normalmente en las fabricas las mujeres trabajaban más de 12 horas por un sueldo miserable.
En el caso de los niños debido a su pequeño tamaño los niños eran ideales para introducirse en los lugares mas estrechos de las minas, lo mismo sucedía en las fábricas, donde se les enviaba muchas veces a realizar trabajos realmente peligrosos.
Los niños de la Revolución Industrial, incluyendo niños menores de ocho años podían trabajar entre 13 y 16 horas diarias. La sociedad burguesa veía con buenos ojos el trabajo infantil.
Había dos formas de trabajo infantil durante la revolución industrial:
Los aprendices de parroquia y los niños que trabajaban gratis. Los aprendices de parroquia eran niños huérfanos que estaban bajo el cuidado del gobierno británico. A los niños que trabajaban gratis, los dueños de las fábricas les proporcionan vivienda y alimentos a cambio de su trabajo. Estos niños no recibían ningún tipo de compensación monetaria. Los niños que trabajaban por salarios muy bajos recibieron el apodo de niños que trabajan gratis.
Los trabajos más comunes para los niños eran:
-Trabajos al aire libre: barrenderos (limpiar el estiércol de los caballos y el lodo), vendedores ambulantes (de flores y periódicos principalmente)
-Trabajos en las fábricas: las principales eran las de carbón, las de algodón, fósforo, etc..
Después de unas décadas finalmente se prohibió el trabajo a niños menores de 9 años, y a los mayores se les limitaron las horas de trabajo.
Además también se le dieron a las mujeres derechos laborales que no tenían.
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